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jueves, 12 de febrero de 2015

Judíos del Valle del Jarama (II): La Aljama de Torrelaguna

El posible orígen de la actual población de Torrelaguna está en la creación de una aldea independiente de la villa de Uceda, cuando ciudadanos de dicha población se establecen para aprovechar las fértiles vegas al pie de las sierras. Al igual que en el resto de la comarca, se han podido encontrar en su término municipal restos ibéros, aunque posiblemente su núcleo originario se iniciara, al igual que en localidades cercanas como Talamanca, Uceda o Buitrago, bajo dominación romana.

Aunque no hay demasiada información durante la época visigoda, si que durante el periodo musulmán, Torrelaguna adquiere cierta importancia, y ya crónicas de la época indican la existencia de hasta siete barrios.

Arquitectura Popular. Calle del Hospital.
Tras la conquista de Toledo en 1085 y la dominación cristiana del territorio al norte del río Tajo, se inicia en la comarca un periodo de relativa calma. Años más tarde, el arzobispo de Toledo, Pedro Tenorio, solicita al Rey Juan I de Castilla la separación de Torrelaguna de Uceda, como recompensa por los esfuerzos que los vecinos realizaron en la construcción de la muralla y en el acopio de armas para su defensa frente a los ataques de las tropas musulmanas. La concesión del título de Villa Libre o burgo en 1390, sumado a la concesión de un mercado, supuso para Torrelaguna el inicio de su periodo de prosperidad. Junto a estos privilegios, otros como la protección frente al paso del ganado de la Mesta y exenciones fiscales, aseguraron a los reyes el apoyo de Torrelaguna.

Pero sin duda el momento que marcaría la historia de Torrelaguna social y urbanísticamente se produciría entre finales del s. XV y principios del XVI, coincidiendo con la época de poder del Cardenal Cisneros, que nacería en esta localidad hacia 1436, y con él, la llegada al pueblo de familias ilustres.

Vista de la Torre de la Montera y de la Puerta del Berrueco.
Hasta el siglo XV son bastantes escasas las noticias que se refieren a los judíos de Torrelaguna, y casi todas las que nos han llegado han sido a través de los repartimientos fiscales o de procesos inquisitoriales. Posiblemente los principales oficios que ocuparon los ciudadanos judíos en Torrelaguna estuvieran más relacionados con el comercio y actividades mercantiles, la relación de éstos con el concejo de la Mesta y con  otras profesiones artesanales, descartándose las labores agrícolas, aunque es posible que algunos judíos de la villa trabajasen en los importantes viñedos y huertas que rodeaban a la villa, ya que hay noticias de judíos vecinos de la localidad que poseían viñedos. Es curioso, pese a esto, que sólo haya una crónica de un judío, Ysaque de Bilhorado, que lo relacione con tareas mercantiles.

La práctica de la medicina, actividad típica de la población judía durante la edad media, fue una de las que más relevancia tuvo entre la comunidad judía de Torrelaguna. De hecho, se tiene constancia que con el decreto de expulsión general de 1492, la villa de Torrelaguna se quedó sin, al menos, dos de los cinco médicos que había. Rabí Abraham Qalama y Rabí Levy, que salieron del reino en 1492, regresando más tarde convertidos al cristianismo con los nombres de maestre Enrique y maestre Alonso respectivamente.

Calle de La Montera.
Se tiene además noticia, en relación con la posesión de tierras de cultivo, que el médico Rabí Ley, quien cuando volvió convertido, reclama ciertas viñas que había vendido al marcharse. También la conversa Ynes Elias, mujer del maestre Enrique (o Rabí Abraham Qalama) reclama las «casas e viñas e tierras» que había vendido cuando salió del reino.

Según se desprende de los repartimientos fiscales para la población judía, los judíos de Torrelaguna constuyeron jurídicamente una Aljama. En dichos repartimientos, los judíos de Torrelaguna contribuyeron asi:

1464 - 800 mrs
1472 - 1.000 nirs.
1474 - 1.000 mrs.
1479 - 800 mrs.
1482 - 800 mrs.
1488 - 24.626 mrs
1491 - 24.450 mrs.

A diferencia del resto de la comarca, la comunidad judía de Torrelaguna si tuvo una organización o concejo con autonomía jurídica y religiosa y que administraría su organización interna, teniendo a su cargo una sinagoga, una carnicería e incluso un cementerio.

Sorprende que pese a ser escasa  la documentación sobre la Aljama Torrelagunense, haya llegado a nuestros días documentos que constatatan la existencia de hasta nueve rabíes, lo que nos indica la gran importancia social y religiosa de la Aljama de Torrelaguna dentro de la comarca. Los nombres de los rabíes de Torrelaguna que han llegado en las crónicas hasta nuestros días eran, además de los cinco médicos ya mencionados, Rabí Caqon, Rabí Lezar, Rabí Mose y Rabí Yuçe afatel.

La existencia de la Sinagoga de la Aljama de Torrelaguna ha quedado documentada a través del proceso inquisitorial contra Fernando de Madrid, vecino de Torrelaguna, donde el fiscal inquisitorial acusa al procesado de que “enhiava e enbio azeite a la xinoga, por la devoqion e creengion que en ella tenya”.

Plaza de la Paz. A la derecha, actual Casa de la Cultura, Antiguo Hospital de la Santísima Trinidad.
Se considera que el solar donde se ubicó antiguo Hospital de la SantísimaTrinidad fue en el siglo X mezquita bajo el dominio musulmán, y sinagoga tras la reconquista cristiana en el siglo XI y que pasó a hospital después de la expulsión de los judíos en el siglo XV. Este uso se mantuvo con algunas interrupciones hasta 1967, año en que se cerró como hospital y quedó abandonado hasta que, a finales del siglo XX, el Ayuntamiento lo transforma en Casa de la Cultura y Oficina de Turismo. Hay previsto realizar un estudio arqueológico y excavación que confirmarán si en verdad en este solar se  levantó una sinagoga judía,

A través del mismo proceso inquisitorial comentado antes, queda confirmada la existencia también de una carnicería, ya que en dicho proceso aparece entre los testigos del fiscal un “Jaco de Bilhorado, carnigero, vesino de Tordelagun”, que con mucha probabilidad era el encargado de proveer a la Aljama de Torrelaguna de este servicio.

Es de suponer, aunque esto ya no está ni documentado ni se han encontrado restos arqueológicos, que Torrelaguna debía contar con cementerio judío, ubicado extramuros de la villa. Se conoce por crónicas de la época que entre 1474 y 1492, la aljama de Torrelaguna contaría con unos 306 habitantes judíos, es decir aproximadamente un poco más del 10% de los habitantes totales de la villa, lo que hace inevitable que los enterramientos se realizaran en tierras colindantes a la villa.

 Vistas de la Calle de la Santísima Trinidad.

Como en el caso de Uceda y del resto de juderías y aljamas al norte del Tajo, tampoco la Aljama de Torrelaguna parece que sufrió demasiado durante las persecuciones de 1391, pero no se puede confirmar ya que tampoco hay noticias o crónicas de la época al respecto.

De lo que sí hay noticias es que a raíz de la Carta de apartamiento de los judíos y moros que establecía que en un plazo máximo de dos años todos los moros y judíos debían quedar apartados en barrios aislados, para que no pudieran hacer proselitismo entre la población cristiana, dada en las Cortes de Toledo de 1480, la comunidad judía de Torrelaguna si que tuvo que ubicarse extramuros, ya que en el proceso inquisitorial contra Fernando de Madrid, ya citado, acusa al judío Ysaque Fandan, vecino de Torrelaguna, y dice que se sospecha de él “porque syenpre quiso mal al dicho defunto, por que antes del apartamiento de los judíos morava este falso testigo pared en medio del dicho defunto, e hizo un grande agujero en un tabyque el dicho Fandari...”

Aunque no hay documentos suficientes que confirmen donde se ubicaba la judería antes del apartamiento, si que si la Sinagoga estuvo donde más tarde se ubicó el Antiguo Hospital de la Santísima Trinidad, podemos pensar que la Aljama de Torrelaguna pudiera ubicarse alrededor.

Así, posiblemente, la aljama se articuló intramuros, al sureste de la villa, entre las actuales calles de Burgos, Santísima Trinidad, Calle del Hospital, Plaza del Cardenal Cisneros y Calle Montera, formando una composición urbanística cerrada. Recordemos que tras el decreto de expulsión, la mayoría de las calles cambiaron sus nombres a referencias cristianas. 

Vistas del Arco del Cristo y la Calle de Burgos.

Interesante es que la plaza a la que se accede saliendo de la judería por la Puerta del Cristo, tenga el nombre de Plaza del Matadero, con lo cual, y sabiendo que la Aljama de Torrelaguna tenía carnicería, deba su nombre a que aquí se encontraba la carnicería de la comunidad judía, que como bien se sabe, estaba siempre cerca de la judería pero lo más cercana a alguna corriente fluvial para eliminar la sangre y los despojos de los sacrificios que allí se realizaban.

Vista de la Plaza del Matadero.
Es posible que, tras el decreto de apartamiento, los judíos pasaran a vivir al arrabal extramuros, al otro lado del arroyo, pero de esto no hay documentos que lo atestigüen.

Como dato curioso pero sin corroboración documental, hay un comentario popular que cuenta que los varones judíos de Torrelaguna tenían por costumbre casarse con doncellas de Cobeña.



[1]  Judíos y conversos de Torrelaguna (madrid) en tiempos de la expulsión. Enrique Cantera Montenegro. Universidad de Madrid.
[2] Judios de Torrelaguna a finales del S.XV. Enrique Cantera Montenegro
Anales de estudios madrileños, tomo XVIII.
[3]  Judíos de Torrelaguna: Retorno de algunos expulsados entre 1493 y 1495. Luís Suárez Fernández. Revista Sefarad, XXXIX (1979), págs. 333-346.
[4] Los judíos de Madrid en el siglo XV: Las Minutas de los escribanos. Gonzalo Viñuales Ferreiro. Espacio, tiempo y forma, Serie III, Hª Medieval, t. 15, 2002, págs. 287-305.
[5] Las ciudades castellanas y sus juderías.  Fernando Suárez Bilbao
[6] Judaizantes del arzobispado de Toledo habilitados por la inquisición en 1495. Francisco Cantero Burgos y Pilar León Tello. Universidad Complutense de Madrid, 1969.

domingo, 2 de noviembre de 2014

La judería y Aljama de Bonilla de la Sierra

Ubicada en pleno corazón del Valle de Corneja, entre las serranías que se reparten al sur de la provincia de Ávila, fue ya lugar de asentamiento para distintos pueblos, como vetones, lusitanos y turdetanos, tal como ha quedado demostrado con la existencia de varios yacimientos arqueológicos, como el de Navalterrero, datados entre el 5.000 y el 1.000 antes de la era común, es decir, entre finales del Neolítico hasta la edad del Bronce.

Vista del Valle de Corneja desde Bonilla de la Sierra
No parece que existiera un núcleo poblado hasta la conquista romana, que nacería a la sombra del paso de la calzada romana que partiendo del Puerto de Villatoro atravesaba el valle en dirección a Béjar, y de la que aún hoy pueden contemplarse vestigios. El nombre de la actual localidad, Bonilla, según estudios, es posible que proceda de la derivación del nombre del asentamiento romano de “Bonna Villa”.

De la época del reino visigodo y de la dominación musulmana, al igual que otros pueblos de la zona del Valle del Tiétar y de la Sierra de Gredos, no se tienen muchas noticias, aunque presumiblemente la zona estuvo habitada debido a la riqueza forestal y ganadera. No fue hasta el siglo XI, de la mano de Raimundo de Borgoña, que Ávila y sus territorios experimentan un gran crecimiento demográfico con la repoblación procedente del norte de la península, así como de judíos venidos del otro lado de la marca media, estimulando así el comercio y un auge económico y administrativo. 

Lienzo de la antigua muralla de la Villa
Vista de la Puerta de Piedrahita, única puerta existente de la muralla
Durante el Siglo XII, debido a las continuas incursiones árabes y con el incremento de las tensiones entre la nobleza castellana, la Corona y los Concejos, se conceden estas tierras a los caballeros como premio por sus servicios en la defensa del reino frente a los musulmanes. Es en esta época cuando se cree que se comenzó la construcción de la muralla y del castillo de Bonilla. Más adelante, en el siglo XIII, Bonilla es nombrada como villa de Jurisdicción Episcopal por el Papa Honorio III, junto a Villanueva del Campillo, y alcanza su máximo esplendor político y económico, ya que la sola presencia del Obispo de Ávila garantizaba a su alrededor un gran movimiento de personas que repercutía directamente en la economía y el comercio.

Iglesia de San Martín
Vista del Castillo de Bonilla de la Sierra y del Rollo de la Villa
De las 17 juderías con las que contó la provincia de Ávila (La Adrada, Arenas de San Pedro, Arévalo, El Barco de Ávila, El Bohondón, Bonilla de la Sierra, Candeleda, La Horcajada, Madrigal de las Altas Torres, Mombeltrán, Las Navas del Marqués, Pajares de Adaja, Piedrahita, Villafranca de la Sierra, Villanueva de Gómez ,Villatoro y la propia ciudad de Ávila), la judería de Bonilla de la sierra no fue de las más importantes, aunque en los repartimientos del «servicio y medio servicio» de los judíos de Castilla de 1484,1485,1490 y 1491, la población tributó lo mismo que la de El Barco de Ávila, por lo que se puede considerar que tuvo un tamaño medio.

Se tiene constancia de la existencia de una comunidad judía en Bonilla hacia mediados del siglo XV, cuando logra tener autorización para responder ante sus propios jueces, es por tanto, cuando se le da el título de Aljama.

Es Juan II de Castilla el que más tarde concederá a la aljama el privilegio de realizar importantes transacciones comerciales. Parece que esto junto a una relativa tolerancia por parte de la población cristiana, fomentó la prosperidad de esta zona.  

Vista de la Plaza Porticada de la Villa
Sin embargo, como en otros casos, la certificación de la presencia de una judería en esta localidad, viene de los archivos de los repartos de los bienes inmuebles que la población judía dejó tras su expulsión. Así, en una carta escrita por los RRCC  al corregidor de la ciudad de Ávila y fechada en 1495, se solicita que se haga un recuento de todos los bienes que la aljama dejó a su salida:

“Don Fernando e doña Ysabel [etç].

A vos el nuestro corregidor de la çibdad de Avila, salud e graçia.

Sepades que por parte de doña Ynes de la Sierra, muger de Gutierre Pantoja, nos fue fecha relaçion que ella tenia tres mil e tresçientos e catorze maravedis de juro sobre la cabeça de pecho de los judios de Bonilla de la Sierra e que las perdio por la salida de los dichos judios fuera de los nuestros reynos al tienpo que dellos salieron por nuestro mandado. E nos suplico le mandasemos fazer valer en valençia dellos o preueer de remedio como la nuestra merçed fuese. E nos tovimoslo por bien.

Por que vos mandamos que ayays ynformaçion que bienes comunes quedaron del aljama de los judios del dicho lugar de Bonilla de la Sierra e quien e quales personas tovieron maravedis algunos de juro e de por vida firmados en la cabeça del pecho e serviçio e medioserviçio e carniçeria e vino judiego del dicho lugar de Bonilla e fagades vender e vendades todos e qualesquier bienes comunes que quedaron en el dicho lugar de los dichos judios e los rematades a quien mas por ellos dieren e de los maravedis que fueron vendidos de / llos e repartades a la dicha doña Ynes de la Serra e a las otras personas que asy tovieren juros por rata a cada vno dellos lo que ovieren de aver a respeto de los maravedis de su sytuaçion. E de los dicho vienes que asy se vendieren e conpraron a cada vno repartido en la manera que dicha es, e les fasemos merçed e graçia e donaçion pura e perfecta no revocable que es dicha entre biuos en enmienda e satisfacçion del dicho juro sytuado. E fazemos sanos e de paz los dichos bienes comunes a qualesquier personas que los conpraren para que los ayan e gozen dellos e puedan faser dellos e de cada vna cosa e parte dellos todo lo que quisieren e por bien tovieren como de cosa suya propia libre e quita avida de justo e derecho titulo. E a las tales conpradores entregad la posesyon real atual vel casy de los dichos bienes para que no sean dellos despojados en tienpo alguno ni por alguna manera syn primero ser sobre ellos oydos e vençidos por fuero e por derecho ante quien e como devan. Para lo qual vos damos poder conplido por la presente. E no fagades ende al Dada en la villa de Madrid a XXII dias del mes de hebrero etç. Yo el rey. Yo la reyna.

Yo Juan de la Parra secretario del rey e de la reyna nuestros señores la fiz escreuir por su mandado. Rodericus, doctor.”

En cuanto a la localización de la judería en Bonilla, de momento no se han encontrado ni documentos ni restos que atestigüen su ubicación, por lo que todo lo que se pueda indicar son simplemente suposiciones.
Tampoco conocemos cual era la base económica de la población judía, aunque posiblemente, el ganado lanar, así como la industria maderera y el comercio fuesen sus principales fuentes de riqueza.

Ver Judería de Bonilla de la Sierra en un mapa más grande

 Bibliografía:

domingo, 6 de octubre de 2013

Juderías del Valle del Tiétar (III): Mombeltrán (Colmenar de Arenas)

Mombeltrán o Colmenar de Arenas como se denominaba antes de la derogación de los privilegios de la villa en 1728, es en la actualidad la localidad cabecera del llamado Barranco de las Cinco Villas y tuvo el privilegio de contar con la mayor población judía del Valle Tiétar abulense. 


Aunque se sabe que esta zona del valle del Tiétar estuvo habitado desde la Edad de Hierro por los vetones, en el Barranco no se han encontrado restos importantes. No es hasta época romana en la que se aprecian los primeros asentamientos cercanos a arroyos y promontorios.  No se tienen noticias de esta zona hasta que en el 1085 las tropas cristianas conquistan la ciudad de Toledo y la frontera entre los reinos de Taifas y los reinos castellanos está ya por debajo de la marca del Tajo. La zona de Gredos, y en especial el valle del Tiétar y el Barranco, se convierte en un lugar donde se sucederían batallas y escaramuzas entre un bando y otro. 
Cuando en 1181 Alfonso VIII lleva los límites del concejo de Ávila hasta más allá de los cauces del Alberche y el Tiétar y deja la zona del Barranco finalmente bajo el dominio cristiano, se produce la repoblación de la zona, en la que probablemente empieza a asentarse los primero judíos.

Parece que en 1210 ya se recoge en un documento el nombre del Colmenar, en el que se da prueba de la existencia de un núcleo de población, con una cierta organización del territorio señorial y en el que parece sugerirse que llevaba años poblado. Finalmente, la zona, y en especial Colmenar de Arenes, adquieren importancia a partir de la segunda mitad del siglo XIII y durante todo el siglo XIV, gracias al desarrollo de la trashumancia, ya que esta zona es un lugar de paso obligado que comunica las dehesas de Extremadura y La Mancha y las sierras del norte. 
Precisamente son los ingresos del impuesto de montazgo, el tributo pagado por el paso del ganado, los que despertarán el interés de la nobleza castellana por estos territorios, lo que impulsará la concesión de las cartas de villazgo o privilegio de villa y la independencia del concejo de Ávila de aldeas como El Colmenar.
Por estas razones, en 1393 Enrique III concede el privilegio de villas a las aldeas de Candeleda, Arenas y La Adrada, y a Mombeltrán se le concede una feria y mercado para “que se pueble y haga mejor”


Mientras que a los demás pueblos se les deja libre la elección del día de la celebración, a Mombeltrán se le fija en sábado, por lo que por ser de descanso religioso la comunidad judía, estos no acudían a comerciar. No es hasta 1465 cuando el mercado es trasladado por orden de Enrique IV y se otorga “un mercado franco cada jueves, quizás por el importante peso en la economía local que tenía la comunidad hebrea.

Al ser entregada en 1461 la villa a Don Beltrán de la Cueva, el rey la otorga “con todos los vasallos así cristianos como moros e judíos que agora ahí viven e moran e vivieren moraren de aquí en adelante en dicha villa de Colmenar e su tierra”. Con el señorío y protección de Don Beltrán de la Cueva la judería aumenta notablemente, según se concluye por el aumento de los repartimientos tributados por la comunidad judía hasta la fecha de la expulsión.  


Ver La Judería de Mombeltrán en un mapa más grande  

En 1464 a la judería de Colmenar de Arenas se la concede el título de aljama, lo que pone en relieve su importancia e influencia económica en la zona. Desgraciadamente hasta el día de hoy no hay noticias de en donde se pudieron localizar donde estuvieron lugares importantes para la comunidad judía como su sinagoga o su carnicería. En 1474 se iguala con La Adrada en población y tributos, superándola rápidamente hasta 1492.
Según la tradición popular, pues no hay documentación que lo acredite, el barrio judío se situó en torno a la Plaza de la Corredera, con el fin de aprovechar el mercado que allí se celebraba. En Mombeltrán los judíos negociaron con paños y sedas. Además, se ocupaban del cobro de derechos reales. En 1476 se conoce por documentos de la villa que estaban encargados de cobrar el arancel del paso de mercancías por el pueblo dos cristianos junto con el judío Yuça Mamón. También se encargaban de cobrar el portazgo del puerto del Pico y el montazgo de Ramacastañas, muy rentables y deseados por encontrarse en cañada real.
Asimismo se dedicaron al cultivo del viñedo como lo demuestran los bienes que se ven obligados a enajenar en los días de la marcha, como viñas y bodegas, y también por el documento en el que se relata el suceso de condena de Symuel Fartalón en 1486, natural de Colmenar de Arenas, en el que se cita “una viña de los herederos de Salomó Peço”; en este documento Symuel Fartalón es acusado de haber dado muerte a un hombre en una viña suya y por la que finalmente se le declara inocente. En 1492 Yuçe Abeçan, morador de Mombeltrán, recoge la relación de sus propiedades para su entrega al reino vendiendo a Juan de Rebelte una viña en el término de las Falegas.


También es curioso el documento fechado en 1448 en el extraño nombre de un vecino de Colmenar y con el cargo de “Lugar del Maestre”, Pedro González Abenhiben, daba poder al bachiller Ruy López Beato, vecino de Ávila, para que cobrase ciertas deudas en su nombre, lo que prueba el amplio radio de acción de la actuación de los prestamistas de esta villa.

Con el edicto de expulsión, parece que la comunidad judía de Colmenar de Arenas se embarca en su mayoría camino de Marruecos atravesando Andalucía, aunque también consta que alguno se fue a Portugal. Un documento de Cuéllar cita los maravedíes que correspondieron al duque de Alburquerque, confiscados a los herejes de Mombeltrán hasta 1496, cuyo monto ascendió a 179.223 mrs.
En el archivo de Mombeltrán queda la cédula y órdenes de la expulsión y el proceso para saldar las deudas antes de marchar. Por real cédula de 14 de octubre de 1494 le eran concedidos al duque de Alburquerque los bienes que dejaron los judíos expulsados.

Bibliografía:

sábado, 9 de febrero de 2013

La aljama de Berlanga de Duero

La Villa de Berlanga de Duero se situó en un lugar privilegiado desde un punto de vista estratégico durante la reconquista, ya que está en la entrada de las sierras que limitan la meseta castellana de Soria y la Alcarria. Por eso, durante la edad media fue un lugar muy codiciado tanto por las tropas musulmanas, ya que desde allí podían lanzar sus correrías por la llanura, como por los cristianos en su camino hacia el sur de la península.




Pero la antigüedad de Berlanga deDuero se remonta a época romana, en la que se funda la colonia con nombre “Augusta Valeránica” en honor al emperador Valerio, aunque hasta la fecha no se han encontrado restos arqueológicos que sustenten este origen. De este nombre evoluciona al actual, Berlanga, tal como escribe el arzobispo Jiménez de Rada, quien al referirse a la villa, siempre repetía: "Valeranicam quae nuc Berlanga dicitur".

Parece que durante la época de dominación visigoda la población no tuvo mucha importancia, ya que no es hasta finales del siglo X cuando se tienen noticias del Castillo de Berlanga que formaba parte de la línea defensiva de fortificaciones musulmanas junto con la fortaleza Califal de Gormaz, la atalaya de Rello o las fortalezas de la Riba deSantiuste o Atienza.


Indica Juan Manuel Bedoya en sus Memorias históricas de Berlanga que cuando se produjo la invasión invasion árabe “cu Uerlauga quedaron mezclados con los cristianos no sola, moros sino tambien judíos que poco á poco se fueron unos y otros conviniendo ínnes- 1ra sania fe, unos de corazon y otros fingidamente desde que á lUlimos del siglo XV los comenzó á perseguir el nuevo tribunal de la inquisicion desconocido antes en Castilla”. Lo que nos indica que ya en época de dominación visigoda, y quien sabe si antes, ya existía población judía en Berlanga.

Por la situación de estar entre fronteras, Berlanga es saqueada y destruida durante un largo periodo de tiempo tanto por tropas musulmanas como por cristianas, quedando prácticamente asolada y en muchas ocasiones despoblada.

Tras la conquista por Almanzor de la orilla sur del Duero, Berlanga fue de nuevo habitada por musulmanes hasta que Fernando I de León y Conde de Castilla la vuelve a conquistar lanzando sus tropas desde el Castillo de Gormáz tras la huida de los árabes que por miedo a ser sitiados, abandonan la población.




Parece que Berlanga fue de nuevo tomada por los musulmanes hasta su conquista definitiva por Alfonso VI en 1080, preludio de la conquista de Toledo y el fin de la marca, y que la donó al Rodrígo Díaz de Vivar, "el Cid" en 1089, según cuenta el Padre Minguella: " El Cid fue el primer señor de la villa al serle entregada por Alfonso VI por juro de heredad”. 


l Cid, como primer "alcaide" cristiano de la villa, permitió la repoblación de la villa por judíos y moriscos, siendo protegidos por él, pero no fue hasta que la villa pasara a las manos aragonesas de Alfonso I de Aragón en 1108 cuando la repoblación se hizo más efectiva, al igual que el resto de tierras sorianas.

Parece que fue en este momento en el que se empezó a conformar la comunidad judía de Berlanga, que en el siglo XIII llegó a sostener hasta cien familias. En los repartimientos del «servicio y medio servicio» de los judíos de Castilla de 1484, 1485, 1490 y 1491 en la Villa de Berlanga se recaudan entre 500 a 1000 maravedíes, lo que nos indica claramente que la comunidad hebrea en la población no fue de un tamaño demasiado grande en comparación a las cercanas de San Esteban de Gormaz, Medinaceli o Sigüenza, y, casi la cuarta parte que la de Almazán, pero muy superior a la de Burgo de Osma. Cuando se analizan estos datos siempre hay que aclarar que no existe una relación lineal entre el aporte y la población, y que en bastantes ocasiones se dio que grandes aljamas aportaron menos que otras de menor población, por lo que la comparación debe hacerse de manera relativa. Según Valero Hernández, en 1490 vivían unas ciento cincuenta familias judías en esta villa.

También hay que indicar que esta aljama solía tributar con los judíos de Fuentepinilla y de Tajueco, por lo que el número de familias judías en Berlanga es aun inferior a la que podría parecer en un primer instante. Hay documentación que además indica que hacia 1470 familias judías de estas tres localidades fueron a vivir a otras localidades cercanas, como Andaluz, Velamazán y Atienza. Esto además, puede ser una de las razones por las que el apellido Yubero, de claro origen judío por la deformación de Yudería a Yubería y de ahí Yubero al perteneciente a esa Yubería, esté muy extendido en esta comarca.


La judería de Berlanga de Duero, según relatan Blas Taracena Aguirre y José Tudela de la Orden en el libro “Guía artística de Soria y su provincia”, se extendía, pasada la puerta de Aguilera, desde el llamado Mirador de las Monjas (que podría ser el Convento de las franciscanas concepcionistas, aunque este no fue construido hasta bien entrado el Siglo XVI) hasta el Jaráiz, o sea, el lagar, que podría ubicarse en el extremo sur de de Berlanga, sin que sepamos tampoco su situación exacta. 



Lo que sí está claro es que la judería ocupó una zona en la que hoy en día se conservan calles cuyos topónimos nos permite ubicarla. Las calles de Yubería Baja y Yubería Alta son dos de las calles que sin lugar a dudas nos evocan a la comunidad judía, tal como hemos comentado antes.


Ver La Judería de Berlanga de Duero en un mapa más grande

Estas calles además, están muy próximas al convento de franciscanas concepcionistas, donde según Valero Hernández se ubicó la sinagoga sin que se haya confirmado ni documental o arqueológicamente hasta la fecha esto.



Mientras duró la tolerancia, desde la promulgación de las Siete Partidas en el Siglo XIII durante el reinado de Alfonso X, la comunidad judía vivió en una relativa calma con el resto de población cristiana y morisca en Berlanga de Duero. No hay documentada ninguna agresión de importancia a esta comunidad durante el Siglo XIV o el Siglo XV, aunque es probable que hechos como los ataques de 1391 a comunidades judías pudieran haberse producido.

Ya hemos comentado que aunque la población judía en la provincia de Soria no fue muy numerosa, hay un dato bastante interesante, y es que si fue alto el número de procesosinquisitoriales por judaizar que se dieron en la provincia tras la expulsión de 1492. Casi 600 casos procesos inquisitoriales se dieron durante el siglo XVI entre las villas de Almazán, Medinaceli y en la propia Berlanga casi una cincuentena, entre 1492 y 1539, según Francisco Cantera Burgos, entre ellos el de María Nuñez

De origen gótico para marcar el carácter de villa, y presumiblemente utilizado durante las ejecuciones inquisitoriales, hay a la entrada de Berlanga, en la zona llamada eras de la Soledad, una picota o rollo con el escudo de la villa. 


Cuenta Juan Manuel Bedoya en sus Memorias históricas de Berlanga que aún en 1775 se podían ver en la Colegiata lienzos, o sambenitos, que tapizaban el muro de la puerta norte donde se podían leer los nombres, apellidos y fecha de los judíos condenados por el tribunal de la Inquisición. Sin embargo, Florentino Zamora, refiriéndose a esto, relata que dichos lienzos, debido a que eran motivo de burla para los vecinos cuyos antepasados fueron objeto del tribunal de la Inquisición, lograron que estos acabaran en la hoguera, perdiéndose sin duda esta fuente documental para el estudio de la población conversa de la villa y de la provincia de Soria.


Bibliografía:
[1] El pasado judío deBerlanga de Duero. Ricardo Muñoz Solla. Convivencia de culturas y sociedades mediterráneas, 2004, ISBN 84-9769-069-9 , págs. 75-90.
[2]  Encuentros Judaicos de Tudela (5. 2002) Cristianos, judíos y moros en Berlanga de Duero. Francisco J. Jiménez Caraballo. Celtiberia, ISSN 0528-3647, Año nº 54, Nº 98, 2004 , págs. 41-62. 
[3] Guía artística de Soria y su provincia. Blas Taracena y José Tudela. Madrid. Revista de Occidente, 1962.

lunes, 7 de enero de 2013

La Aljama de Medinaceli

La localidad Soriana de Medinaceli fue conquistada en el año 153 a.c. por las tropas romanas, según cuentan las crónicas del historiador Apiano; los romanos someten a los moradores celtíberos de Occilis, convirtiendo este enclave en un punto importante para el  control de la vía que unía Caesaraugusta (Zaragoza) con Emerita Augusta (Mérida), a través de Toletum (Toledo) y otras secundarias que la unían con Tiermes, Uxama (Osma) y Numancia. Su localización en lo alto de un cerro la hacía poder controlar este paso por el valle del Jalón. La presencia romana en Medinaceli, queda bien constatada con el impresionante Arco, parte de la muralla, restos de la calzada o mosaicos y elementos decorativos que salpican la localidad y que ha sobrevivido a las acometidas del tiempo.


Fueron los romanos los primeros que empezaron a explotar las salinas de la zona, construyendo las primeras albercas para la obtención de sal, moneda de cambio de aquel entonces, y algo que marcará la historia de Medinaceli hasta casi el siglo XXI.  
No es hasta la invasión musulmana, cuando Medinaceli vuelve a adquirir cierta importancia. De hecho, el nombre de la ciudad que ha llegado hasta nuestros días tiene un claro origen árabe; las crónicas árabes la denominan Medina Talmeida (ciudad de la mesa) y después Madinat Salim (ciudad fundada por Salim ibn Waramad), de donde derivará a Medinaceli. De estos topónimos surge la extendida leyenda que cuando Tariq derrota a Rodrigo en la Batalla de Guadalete, la legendaria Mesa de Salomón es llamada a Medinaceli, adquiriendo por eso el nombre de la Ciudad de la Mesa, o que Madinat Salim es una deformación de Madinat Shelim, Ciudad de Salomón, en clara alusión de nuevo a la Mesa de Salomón.
Ante el avance de las tropas cristianas a finales del siglo IX, Medinaceli se convierte en la capital de la “MarcaMedia”, quedando las fronteras establecidas a lo largo del río Duero. Desde aquí, Galib como Almanzor lanzan campañas y razias hacia las tierras cristianas, protegiéndose en Medinaceli por su fuerte carácter defensivo casi inexpugnable. Con la caída de Toledo en 1085, Medinaceli se convierte en el único bastión musulmán que aun perdura  del otro lado del Tajo. No fue hasta el 1123 en el que Alfonso I de Aragón, llamado “El Batallador” toma la ciudad. De esta época, aun perduran una parte de las murallas, el Arco árabe y la Alcazaba.



La etapa medieval deja la huella más profunda, destacando el trazado de las calles y las casas blasonadas, así como el Palacio de los Duques de Medinaceli que preside la gran Plaza Mayor con soportales donde también se sitúan la Casa del Consejo y la Alhóndiga.


La primera noticia de la existencia de judíos en Medinaceli se extrae de un documento fechado en 1187, en el que se describe como un judío local, se compromete a recoger la sal y entregar la mitad al arcediano de Sigüenza, y como transcurridos cuatro años, tuvo que entregarlo todo a la catedral. Y es que como indica el gran hebraísta Francisco Cantera Burgos, las actividades principales de los judíos en la provincia de Soria fueron las de prestamistas, arrendadores de rentas, cobradores de las mismas, mercaderes (especialmente en el comercio de lanas, paños y ganados) y de salineros en Medinaceli.


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La judería de Medinaceli se puede situar en la proximidad de la muralla, al noreste del entramado urbano, entre el Palacio Ducal hasta  a la Iglesia o Beaterio de San Román, teniendo como vía principal la calle de San Román, antigua calle de la Sinoga o Sinagoga, y es que esta calle que parte de la misma plaza mayor llega directamente hasta esta iglesia, razón esta por lo que se ha identificado desde un principio como la posible antigua Sinagoga de la villa y por los estudios de autores como Blas Taracena, José Tudela y Francisco Cantera.



Aunque no existe documentación escrita, si se observa que la planta de la Iglesia de San Román es muy diferente a las de construcciones de su época, de estilo románico, y si que responde a la tipología de las sinagogas que se edificaron los templos judíos de esa época. De planta rectangular, sin ábside ni presbiterio, se distribuye en tres naves separadas por gruesas columnas sobre las que descansan bóvedas de crucería, lunetos y cúpulas hemisféricas y elipsoidales, todo ello desgraciadamente revestido y oculto con yeserías. En julio de 1980 se descubrieron restos de los siglos XIII-XIV y se observó claramente que sobre ellos estaba una viguería de otro templo anterior que debió ser la sinagoga, y de los que se conservaban cuatro arcos apuntados que fueron cerrados en el XVIII.



El exterior es de piedra con tres contrafuertes en talud que parecen soportar el empuje de muro, con una puerta de acceso de medio punto y ventanas adinteladas distribuidas sin lógica por los muros. Sólo una espadaña de estilo renacentista nos indica de la función que tuvo hasta hace poco. El historiador Nicolás Rabal informa que dejó de ser parroquia a mediados del siglo XVI. Posteriormente se convirtió en Beaterio manteniendo su culto hasta el último tercio del siglo XX, cuando la congregación de jerónimas que lo habitaba, se trasladó a tierras andaluzas.
En la actualidad debido a su estado, no es posible su visita.


Junto al Beaterio de San Román, se puede visitar una nevera que para unos es árabe y para otros judía por estar situado en este barrio.


En 1124 Alfonso I “el Batallador” concede elFuero de Medinaceli. La única alusión a la población judía en este fuero es la que indica que “Vecino non tenga voz si non de moro o de judío” que se interpreta como la superioridad del cristiano sobre los hombres de las otras religiones. Existió durante la edad media la obligación de que fueran los judíos medinenses los encargados de reparar la muralla desde el arco romano hasta la Puerta de la Coz (Hoy en día desaparecida). En 1248 nacía en esta villa el gran cabalista Yosef ha-Qatán bar Abraham Chiqatela, más conocido como YosefChicatilla,  autor de Ginnat’egoz y del Shaaré Orá, y escribió sobre los atributos de Dios, los nombres divinos y las Sefirot. Fue llamado el “divino cabalista” y considerado un taumaturgo.
Hoy en día, la totalidad de esta parte de la villa ha desaparecido bien por el abandono o ha sido sustituido por construcciones más recientes. Incluso parece que la judería estuvo separada del resto de la villa, pues hay documentos que mencionan la existencia de un vano de paso o arco, llamado “sassa juderías”, pero que hoy se desconoce su ubicación.


Aunque las juderías sorianas no llegaron a tener un gran protagonismo durante los últimos años de los judíos en Castilla, llama mucho la atención el elevado número de judeoconversos y judaizantes que incluso antes de la firma del edicto de expulsión habitaban en las localidades sorianas de Almazán, Berlanga de Duero o Medinaceli, con un alto número de autos de fe y juicios por parte de la inquisición en esta parte de Castilla. En los repartimientos de Medinaceli, se constata que durante los últimos años antes de su expulsión, el pago fue similiar al de las juderías de Sigüenza o Atienza.

Bibliografía:

[1] Juderías medievales en la provincia de Soria. Cantera Burgos, Francisco. Homenaje a Fray Justo Pérez de Urbel, Silos, año 1976, páginas 445 a 482.
[2] La comunidad judía y losprocedimientos judiciales en la Baja EdadMedia. Fernando Suárez Bilbao. Profesor del Colegio Universitario Ramón Garande. Universidad Complutense