La localidad Soriana de Medinaceli fue
conquistada en el año 153 a.c. por las tropas romanas, según cuentan las
crónicas del historiador Apiano; los romanos someten a los moradores celtíberos
de Occilis, convirtiendo este enclave en un punto importante para el control de la vía que unía Caesaraugusta
(Zaragoza) con Emerita Augusta (Mérida), a través de Toletum (Toledo) y otras secundarias que la unían con Tiermes, Uxama (Osma) y Numancia.
Su localización en lo alto de un cerro la hacía poder controlar este paso por
el valle del Jalón. La presencia romana en
Medinaceli, queda bien constatada con el impresionante Arco, parte de la
muralla, restos de la calzada o mosaicos y elementos decorativos que salpican la localidad y que ha sobrevivido a las acometidas del tiempo.
Fueron los romanos los primeros que empezaron
a explotar las salinas de la zona, construyendo las primeras albercas para la
obtención de sal, moneda de cambio de aquel entonces, y algo que marcará la
historia de Medinaceli hasta casi el siglo XXI.
No es hasta la invasión musulmana, cuando
Medinaceli vuelve a adquirir cierta importancia. De hecho, el nombre de la
ciudad que ha llegado hasta nuestros días tiene un claro origen árabe; las
crónicas árabes la denominan Medina Talmeida (ciudad de la mesa) y después
Madinat Salim (ciudad fundada por Salim ibn Waramad), de donde derivará
a Medinaceli. De estos topónimos surge la extendida leyenda que cuando Tariq
derrota a Rodrigo en la Batalla de Guadalete, la legendaria Mesa de Salomón es
llamada a Medinaceli, adquiriendo por eso el nombre de la Ciudad de la Mesa, o
que Madinat Salim es una deformación de Madinat Shelim, Ciudad de Salomón, en
clara alusión de nuevo a la Mesa de Salomón.
Ante el avance de las tropas cristianas a
finales del siglo IX, Medinaceli se convierte en la capital de la “MarcaMedia”, quedando las fronteras establecidas a lo largo del río Duero. Desde
aquí, Galib como Almanzor lanzan campañas y razias hacia las tierras
cristianas, protegiéndose en Medinaceli por su fuerte carácter defensivo casi
inexpugnable. Con la caída de Toledo en 1085, Medinaceli se convierte en el
único bastión musulmán que aun perdura
del otro lado del Tajo. No fue hasta el 1123 en el que Alfonso I de Aragón, llamado “El Batallador” toma la ciudad. De esta época, aun perduran una
parte de las murallas, el Arco árabe y la Alcazaba.
La etapa medieval deja la huella más
profunda, destacando el trazado de las calles y las casas blasonadas, así como
el Palacio de los Duques de Medinaceli que preside la gran Plaza Mayor con
soportales donde también se sitúan la Casa del Consejo y la Alhóndiga.
La
primera noticia de la existencia de judíos en Medinaceli se extrae de un
documento fechado en 1187, en el que se describe como un judío local, se
compromete a recoger la sal y entregar la mitad al arcediano de Sigüenza, y
como transcurridos cuatro años, tuvo que entregarlo todo a la catedral. Y es
que como indica el gran hebraísta Francisco Cantera Burgos, las actividades
principales de los judíos en la provincia de Soria fueron las de prestamistas,
arrendadores de rentas, cobradores de las mismas, mercaderes (especialmente en
el comercio de lanas, paños y ganados) y de salineros en Medinaceli.
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La judería de Medinaceli se puede situar en
la proximidad de la muralla, al noreste del entramado urbano, entre el Palacio
Ducal hasta a la Iglesia o Beaterio de
San Román, teniendo como vía principal la calle de San Román, antigua calle de
la Sinoga o Sinagoga, y es que esta calle que parte de la misma plaza mayor
llega directamente hasta esta iglesia, razón esta por lo que se ha identificado
desde un principio como la posible antigua Sinagoga de la villa y por los
estudios de autores como Blas Taracena, José Tudela y Francisco Cantera.
Aunque no
existe documentación escrita, si se observa que la planta de la Iglesia de San
Román es muy diferente a las de construcciones de su época, de estilo románico,
y si que responde a la tipología de las sinagogas que se edificaron los templos
judíos de esa época. De planta rectangular, sin ábside ni presbiterio, se
distribuye en tres naves separadas por gruesas columnas sobre las que descansan
bóvedas de crucería, lunetos y cúpulas hemisféricas y elipsoidales, todo ello
desgraciadamente revestido y oculto con yeserías. En julio de 1980 se descubrieron
restos de los siglos XIII-XIV y se observó claramente que sobre ellos estaba
una viguería de otro templo anterior que debió ser la sinagoga, y de los que se
conservaban cuatro arcos apuntados que fueron cerrados en el XVIII.
El exterior es de piedra con tres
contrafuertes en talud que parecen soportar el empuje de muro, con una puerta
de acceso de medio punto y ventanas adinteladas distribuidas sin lógica por los
muros. Sólo una espadaña de estilo renacentista nos indica de la función que
tuvo hasta hace poco. El historiador Nicolás Rabal informa que dejó de ser
parroquia a mediados del siglo XVI. Posteriormente se convirtió en Beaterio
manteniendo su culto hasta el último tercio del siglo XX, cuando la
congregación de jerónimas que lo habitaba, se trasladó a tierras andaluzas.
En la actualidad debido a su estado, no es posible su visita.
Junto al Beaterio de San Román, se puede
visitar una nevera que para unos es árabe y para otros judía por estar situado
en este barrio.
En 1124 Alfonso I “el Batallador” concede elFuero de Medinaceli. La única alusión a la población judía en este fuero es la
que indica que “Vecino non tenga voz si non de moro o de judío” que se
interpreta como la superioridad del cristiano sobre los hombres de las otras
religiones. Existió durante la edad media la obligación de que fueran los judíos
medinenses los encargados de reparar la muralla desde el arco romano hasta la
Puerta de la Coz (Hoy en día desaparecida). En 1248 nacía en esta villa el gran
cabalista Yosef ha-Qatán bar Abraham Chiqatela, más conocido como YosefChicatilla, autor de Ginnat’egoz y del Shaaré Orá, y escribió sobre los
atributos de Dios, los nombres divinos y las Sefirot. Fue llamado el “divino
cabalista” y considerado un taumaturgo.
Hoy en día, la totalidad de esta parte de la
villa ha desaparecido bien por el abandono o ha sido sustituido por
construcciones más recientes. Incluso parece que la judería estuvo separada del
resto de la villa, pues hay documentos que mencionan la existencia de un vano
de paso o arco, llamado “sassa juderías”, pero que hoy se desconoce su ubicación.
Aunque las juderías sorianas no llegaron a
tener un gran protagonismo durante los últimos años de los judíos en Castilla,
llama mucho la atención el elevado número de judeoconversos y judaizantes que
incluso antes de la firma del edicto de expulsión habitaban en las localidades sorianas
de Almazán, Berlanga de Duero o Medinaceli, con un alto número de autos de fe y
juicios por parte de la inquisición en esta parte de Castilla. En los repartimientos de Medinaceli, se constata que durante los últimos años antes de su expulsión, el pago fue similiar al de las juderías de Sigüenza o Atienza.
Bibliografía:
[1]
Juderías medievales en la provincia de Soria. Cantera Burgos, Francisco.
Homenaje a Fray Justo Pérez de Urbel, Silos, año 1976, páginas 445 a 482.
[2] La comunidad judía y losprocedimientos judiciales en la Baja EdadMedia. Fernando Suárez Bilbao. Profesor del Colegio Universitario Ramón Garande. Universidad Complutense
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