martes, 7 de mayo de 2013

La Hagadá de Sarajevo

La Hagadá (de la raíz hebrea “HGD”, que significa narración) es un texto utilizado para los servicios de la noche de Pésaj que recoge bendiciones, cánticos y la historia de la liberación y salida del pueblo de Israel de Egipto de acuerdo a lo que se describe en el Libro del Éxodo. En realidad, no existe una única versión del texto, sino que estas varían de una rama a otra del judaísmo y su origen goegráfico. Durante la edad media, fueron producidas en forma de manuscritos, generalmente por encargo de familias ricas e ilustradas por artistas anónimos y escribas, en las que se incluían pinturas e ilustraciones de diversas escenas inspiradas en la Biblia.


En este caso, la Hagadá de Sarajevo, mostrada hoy en día en el Museo Nacional de Bosnia y Herzegovina en Sarajevo, es importante por ser uno de los manuscritos judíos más antiguos y más bellos, y por ser uno de los libros más valiosos de los que existen (en 1991 fue tasado en 700 millones de dólares).

Está fechada en torno a 1350, aunque los expertos no se ponen de acuerdo en su origen; Se ha barajado que pudo haberse redactado e ilustrado en Barcelona o en Tarragona debido al establecimiento en Cataluña de una importante escuela de ilustradores en torno a los Siglos XIII y XIV con obras sobresalientes como la Biblia de Cervera, la Hagadá de Auren, la Hagadá de Barcelona o la Hagadá Kaufmann. También se ha podido contemplar  que debido a la naturaleza de la materia prima sobre la que está escrita, pudiera haber sido realizada en el reino de Aragón o incluso Soria, donde el cabalista Sem-Tob ben Abraham ibn Gaón pudiera haber sido uno de sus autores.


En lo que si coinciden los expertos es que la obra fue realizada a finales del llamado período de la "Convivencia", en la que cristianos, musulmanes y judíos vivieron en relativa paz y tolerancia, marcada por la intensa interacción entre las tres culturas coexistentes y por una fase de transmisión del conocimiento antiguo y moderno del mundo islámico a la Europa cristiana. La decoración sefardí constituye una muestra de los muchos contactos culturales que se desarrollaron en la cultura ibérica medieval.

Esta Hagadá es considerada como uno de los máximos exponentes de los llamados manuscritos iluminados por contener un gran número de imágenes narrativas y figurativas y de rica decoración, donde se confirma no sólo la influencia del arte islámico en la ornamentación, sino que además refleja algunos motivos característicos del arte gótico como es de esperar a lo largo de los siglos XII al XIV.



Además, este tipo de manuscritos ilustrados son unas de las primeras actividades artísticas de la comunidad judía fuera de lo que hasta la edad media había estado restringida al ámbito de la decoración de las sinagogas y al embellecimiento de objetos utilizados en rituales como los de la celebración del shabat y de las festividades religiosas de las comunidades o dentro del ámbito familiar.

Los primeros elementos manuscritos ilustrados de arte judío aparecen principalmente en Alemania entre los siglos XI y XII por influencia de los libros góticos y más tarde en la península Ibérica e Italia a finales de los siglos XIII y principios del siglo XIV. Entre los elementos artísticos más sobresalientes de esta época, se encuentran las hagadot de Pésaj, las meguilot de Purim y de Sucot y las ketubot matrimoniales. Estas primeras obras ilustradas presentan la peculiaridad de que las figuras humanas contienen rostros en forma de animales, principalmente de aves, fundamentalmente por el temor a incurrir en idolatría en la representación de rostros humanos, basados en el segundo mandamiento.



Lo que si hay que resaltar es que a diferencia de la Biblia cristiana o la Torá, que se utilizaba con frecuencia durante la oración comunitaria, la Hagadá tiene un carácter privado, por lo que en general está diseñada en un pequeño formato, como se comprueba en esta Hagadá de Sarajevo y si bien durante siglos había permanecido unida al libro de oraciones, en algún momento del s. XIII se convierte en un volumen independiente. Muy poco tiempo después se erigió en el tipo de libro ideal para ser iluminado, motivo por el cual nos ha llegado una gran cantidad de haggadot decoradas en la edad Media y comienzos de la edad Moderna. El carácter narrativo, ceremonial y didáctico de este libro ha dado lugar a una gran variedad de tipos de ilustración hasta nuestros días.

La Hagadá se Sarajevo contiene entre sus páginas un emblema heráldico que se cree pudo pertenecer a una familia del call de Barcelona. En el escudo de este emblema aparecen una rosa y un ala, por lo que se especula que pudiera haber sido un encargo de las familias Shoshán (rosa en hebreo) y Elezar (Ala en hebreo) para un enlace nupcial entre ambas ricas familias barcelonesas.

Fue fabricada para caber en la palma de una mano, de modo que es una miniatura y está escrita a mano en piel de becerro aragonés blanqueada y con elementos de oro, cobre y con acabados en vivos colores como el rojo y el azul típico del gótico italiano, que fue predominante en el reino de Aragón durante la época de su elaboración. Consta de 142 páginas, de las que 34 páginas tienen ilustraciones de la Biblia, desde el génesis hasta la muerte de Moisés. Es curioso comprobar como algunas páginas tienen manchas de vino, lo que evidencia que esta hagadá se utilizó en muchos seder de pesaj


Es probable que la hagadá saliera de la península Ibérica entre finales del Siglo XIV y finales del siglo XV coincidiendo con los episodios de violencia que se produjeron a partir de 1391 y que continuaron a lo largo del siglo XV o bien tras el edicto de expulsión de la comunidad judía de los reinos de Castilla y Aragón en 1492. Tras esto, la Hagadá se pierde en la leyenda, hasta que vuelve a aparecer en Italia a principios del siglo XVII. La tradición cuenta que la Hagadá es trasladada a Portugal pero al instaurarse en 1497 la inquisición en Portugal, es enterrada para ocultarla y salvarla de las llamas de la inquisición y encontrada años después en las raíces de un olivo, vendiéndose a una familia judía que se la llevaría a Venecia sobre el 1609. Las notas en los márgenes de la Hagadá y la estampa del sello de autorización del Santo Oficio de la Inquisición, que contiene la firma del inquisidor Giovanni Domenico Vistorini, la salva de nuevo de ser pasto de la censura, verifican este episodio.

De Italia, la Hagadá pasó a Dubrovnic y finalmente a Sarajevo cuando esta formaba parte del Imperio Otomano, donde volvió a pasar a la comunidad sefaradí creada por exiliados en 1566. Nuevamente la Hagadá vivió un período de "Convivencia", esta vez bajo el tolerante sistema de los turcos hacia las minorías. Allí pasaría a ser conocida por la comunidad sefardí como la “Hagadá de Sarai de Bosnia". 


En 1894 el libro es vendido por Josef Cohén al Museo de Bosnia por la cantidad de 15 florintos, y el Museo la envía a Viena para su restauración y estudio por expertos para ratificar su autenticidad, pero parece que allí es donde sufre más daños, hasta el punto de que sus ribetes de oro y plata son robados. Durante 20 años la Hagadá permanece en paradero desconocido, hasta que el mismo director del Museo Bosnio se preocupa por este tesoro y la recupera tras un viaje a Austria.

La Hagadá permanece guardada en el museo hasta comienzos de la segunda guerra mundial. El ejército nazi ocupa Sarajevo en abril de 1941, y bajo la ocupación del general alemán Johan Hans Fortner, entre 12.000 y 15.000 judíos de la comunidad bosnia son asesinados. Este mismo general pide al director del museo, Jozo Patricevic, que le entregue la Hagadá, pero este le informa que ya había sido entregada a otro general que había ordenado su incautación. En realidad Devis Korkut, un bibliotecario musulmán de origen albano-bosnio, conocedor de la valía de este manuscrito, decide llevarse la Hagadá a las montañas en las afueras de la ciudad, y entregarla a un clérigo musulmán de una mezquita de Zenica donde la esconde bajo las tablas del suelo de este edificio con otros libros sagrados, lugar en el que los nazis posiblemente nunca pensaran encontrar un libro judío.

La historia de Dervis Korkut, quien salvó el libro de los nazis, fue relatada en un reportaje de Geraldine Brooks en la revista The New Yorker que le hizo merecer el premio Pullitzer en 2006, y más tarde escribiría una novela sobre este tema: “Los Guardianes del Libro” (People of the Book). El artículo también expone la historia de la joven judía, Mira Papo, quien Korkut y su mujer se escondieron de los nazis. En un giro del destino, Mira Papo haría lo mismo con la hija de Korkut durante la guerra de los Balcanes en la década de 1990. ”Yad va shem” designó a Dervis Korkut como “Justo entre las naciones”. 



La Hagadá fue devuelta al Museo donde permaneció durante los años del gobierno del mariscal Tito. El mariscal serbio con el fin de vengarse de todos los funcionarios y empleados públicos bosnios y croatas que colaboraron con el régimen nazi, apresa entre otro a Dervis Korkut y los condena a muerta con la acusación de colaboración con el enemigo. La familia de Korkut logra localizar a Mira Papo para que testificara a su favor, pero esta se niega a hacerlo. En 1969, Dervis Korkut muere por causas naturales en una presión yugoeslava. 

Entre 1992 y 1995 una nueva guerra en los Balcanes enfrentó a bosnios y serbios,. Y el Museo es saqueado, pero el manuscrito de la Hagadá sobrevive gracias a que los delincuentes no le dan demasiado valor. Durante el bombardeo de Sarajevo por tropas Serbias, durante la cual el Museo Nacional de Sarajevo estuvo en la línea de fuego, otro musulmán, el profesor Enver Imamovic, saca la Hagadá del Museo y la guarda en la caja acorazada del Banco Nacional de Sarajevo. Terminada la guerra, la Hagadá no es mostrada en el Museo, con el consiguiente rumor de que había sido vendida para comprar armas. Para acallar dichos rumores, el presidente de Bosnia la presenta en público en 1995 durante la conmemoración de la Pascua.

En 2001 es restaurado gracias a una campaña financiada por la ONU con un coste de unos 120.000 dólares y desde 2002 se encuentra expuesto en el Museo Nacional de Bosnia Herzegovina junto a otros documentos valiosos del Islam, el cristianismo ortodoxo y del catolicismo romano. 



La Hagadá se encuentra hoy dia nuevamente en el museo de Sarajevo bajo estrictas medidas de seguridad tras sufrir los golpes de la expulsión, la Inquisición, el Holocausto y las guerras. Sin lugar a dudas, la Hagadá es uno de los tesoros del legado artístico, cultural y espiritual del judaísmo en general y de los sefardíes en particular.

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