lunes, 23 de septiembre de 2013

Moshé Arragel y la Biblia de Alba

Aunque no se conoce muy bien el año de nacimiento, si se sabe que Moshé Arragel era oriundo de Guadalajara, por lo que le conoce como Moshé Arragel de Guadalfajara o Moisés Arragel de Guadalajara. Protegido de la familia de los Mendoza, se le considera como uno de los hombres de mayor conocimiento cultural de su momento, ya que conoció, y así se refleja en sus comentarios, tanto a escritores cristianos como San Jerónimo y San Bernardo, como las obras del judaísmo, desde el Talmud y los Midrashim hasta Maimónides o Ben Ezrá, y los clásicos de la antigüedad como Aristóteles, Euclides y Plinio el Naturalista. 


Hacia 1422 se estableció en la localidad toledana de Maqueda, donde realizaba las funciones de rabino de la comunidad, y fue allí donde el Maestre de la Orden de Calatrava, Luís González de Guzmán, en un intento de fomentar el entendimiento y la tolerancia entre cristianos y judíos patrocinaría la traducción, aunque no se trataría de la primera traducción de la Biblia a una lengua romance, como a veces se dice, ya que hoy se conocen al menos diez versiones anteriores al siglo XIII, pero si sería la traducción directa de la versión del hebreo, ya que contiene sólo los libros del llamado “Antiguo Testamento”, dispuestos, no según el orden de la Vulgata, sino según el canon judío.

Parece, y así cuentan las crónicas, que la envergadura y complejidad de este proyecto le produjo cierto temor, ya que al realizar la traducción advirtió de que intentaría no realizar proselitismo aunque la obra pudiera resultar atrevida para el cristiano, por no ajustarse al criterio imperante en esa época; por esta razón, la traducción siempre estaría supervisada por el franciscano Arias de Encina. Para su finalización, Moshé se traslada a Toledo, donde la pudo concluir hacia 1433. El códice está compuesto por 513 folios, de los cuales 25 son la correspondencia entre Luis Guzmán y Moshé Arragel, escrito a dos columnas, en letras del siglo XV, ilustrada con láminas, capitales, orlas y dibujos en colores y negro y con 334 miniaturas. 

La obra realizada por Moshé tiene fundamentalmente un enfoque racionalista y tiene interés no sólo literario y teológico, sino que es una de las pocas obras que al estar cumplimentada con interpretaciones y comentarios de sabios y teólogos tanto judíos como cristianos, destacando entre los primeros a Abraham ibn Ezra, Maimónides, Nahmánides o Nissim de Barcelona y opiniones de cabalistas, así como fábulas y cuentos. En varios pasajes de su obra pone de relieve su propia conciencia y orgullo nacional, pues según sus propias palabras los reyes de España solían honrar a los judíos de su país por sus cualidades y virtudes. Por ello los judíos españoles sobrepasan a los demás de la Diáspora

"en linaje, en rriqueza, en bondades, en sçiençia. E los reyes e señores de Castilla siempre fallaron que todo o lo mas que oy los judios auemos de glosa ssobre la ley e en las sus leyes e derechos e otras sçiençias fue fallado conpuesto por los sabios judios de Castilla, e por su doctrina oy sson regidos los judios en todos los reynos de la su trasmigraçion."

Y es que Arragel fue un gran defensor de la tradición judía hispánica, es decir, del sefardismo, y entre sus observaciones hay que destacar una cita en la que dice que “los comentarios de la Toráh, y las leyes y juicios y las otras disciplinas que nosotros, los judíos, poseemos hoy día, fueron todos, o casi todos, escritos por sabios judíos en Castilla”.

Arragel, tras el Edicto de Granada, se exilió a Portugal en 1492, donde falleció al año siguiente.


 

Una de las características más importantes de esta obra son sus ilustraciones, lo cual la diferencian de lo que hubiera sido una traducción más o menos fiel de la Torá, lo que no hubiera sido permitido por la ley mosaica; los artistas que hicieron las magníficas ilustraciones y decoraciones en la biblia parecen haber sido cristianos, aunque es más que probable que Arragel dirigiese el trabajo artístico, de modo que con frecuencia las ilustraciones contienen motivos e imágenes sacadas del Midrás y de la tradición interpretativa judía. Entre estas ilustraciones, podemos encontrar al mismísimo Moshé Arragel, que le representan ataviado con sus típicas vestiduras y llevando la insignia redonda amarilla que en ese momento debían llevar los judíos en sus ropas para poder ser fácilmente identificados.


No se sabe si el manuscrito, una vez concluido, llegó a entregarse al Maestre de Calatrava. Entre 1443, fecha de la muerte del Maestre Don Luis de Guzmán y 1482 el manuscrito que contenía el trabajo de Arragel no se menciona en el testamento del Maestre ni en el de su viuda o herederos. En 1474, según el historiador Ladero Quesada, el manuscrito se encontraba en el Alcázar de Segovia como parte del tesoro de Enrique IV. En 1480 pasa a la propiedad de Isabel la Católica, aunque en 1501 ya no se menciona en su patrimonio. Tras la expulsión de los judíos, el manuscrito es confiscado por la Inquisición, y no se vuelve a saber nada del códice, hasta que en 1624 cuando el Inquisidor General Andrés Pacheco, descendiente de Juan Pacheco, marqués de Villena, lo regala al Conde-Duque de Olivares. De ahí pasa por adquisición a la casa de Alba. Desde entonces, ésta obra es conocida como Biblia de la casa de Alba.

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