sábado, 19 de octubre de 2013

Juderías del Valle del Tiétar (V): Candeleda

La villa de Candeleda puede presumir sin duda de tener la judería más estudiada y documentada de todas las del Valle del Tiétar. Esto puede deberse quizás a estar la localidad próxima a otras mayores como Hervás o Béjar y por ser la puerta de entrada sur de la comarca.

Los restos de la primera ocupación humana del Valle del Tiétar se hacen muy patentes en esta localidad, ya que en zonas como el Risco de la Zorrera se han hallado pinturas rupestres. Durante el período prerromano la zona estuvo habitada por los vetones, ocupando zonas altas cerca de los cauces fluviales. El yacimiento arqueológico del Castro del Raso, un importante poblado vetón, confirma este hecho. 


Sin embargo, parece ser que el definitivo asentamiento humano en la actual Candeleda llegaría con los romanos. De hecho, la teoría más aceptada sobre el origen del nombre de la localidad es la composición de una de las acepciones de Candela, flor de los castaños, alcornoques o encinas presentes en el municipio, con el sufijo “etum”, que denota abundancia, con clara alusión a que ya en esta época la zona era rica en árboles frutales y a una de las fuentes de riqueza de la zona, la explotación forestal. Tras la dominación romana, los visigodos se establecieron en la zona del Valle del Tiétar  dejando en la villa restos como la ermita de Postoloboso.

No parece, sin embargo que durante la dominación musulmana, el Valle del Tiétar y Candeleda fuesen un lugar muy poblado. Hasta la conquista de Toledo en 1085, el Valle del Tiétar perteneció a la Marca Media de Al-Andalus, conformando las sierras de Gredos y Guadarrama su frontera natural. Esta tierra fronteriza y escasamente poblada, no se mantuvo, sin embargo, ajena a saqueos y razzias por ambas partes enfrentadas, cristianos y musulmanes.

El avance cristiano hacia al sur provocó la repoblación de la zona y la fundación de la mayoría de las localidades actuales del Valle del Tiétar  dependientes de la jurisdicción de Ávila. Es hacia 1271 cuando se tienen pruebas de la aparición de un núcleo de población en la actual Candeleda. Es en 1393 cuando Enrique III, como en otros casos mencionados como Arenas de Ferréiras (Arenas de San Pedro), Colmenar de Arenas (Mombeltrán) o La Adrada, son segregadas del Alfoz de Ávila y entregadas al señorío de Ruy López Dávalos.


La concesión a Candeleda del título de Villa el 14 de Octubre de 1393 por parte de Enrique III provocaron un aumento de la población durante los siglos XIII y XIV. Coincidiendo con esta repoblación, llegarían a la villa los primeras comunidades judías. No obstante, los ataques sufridos a finales del siglo XIV por los judíos en algunas de las aljamas más importantes del sur del reino Castellano (como las de Sevilla, Córdoba o Toledo), provocarían que muchos judíos se refugiaran en estas villas al cobijo de los grandes señores feudales. Por esto, la judería de Candeleda, al igual que otros pueblos del Valle del Tiétar, alcanzó su mayor esplendor durante el periodo comprendido entre mediados y finales del s. XV. Esto también puede demostrarse a través de las contribuciones que los judíos de Candeleda tributaron, ya que desde los 450 castellanos (1 castellano igual a 485 maravedís) en 1464 pasaron a pechar hasta 3.196 castellanos en 1490.

Parece que en un principio, y por cercanía, la pequeña judería de Candeleda, dependió de la de Oropesa a efectos de pagos de impuestos, pues consta que en 1474 dicha población contribuyó sin los judíos de Candeleda, lo cual da a entender que con anterioridad si lo había hecho y que posteriormente se constituyó en aljama independiente, o bien que luego pasara a depender de la mayor del Valle del Tiétar, la de Colmenar de Arenas (Mombeltrán).

La producción agrícola, fundamentalmente árboles frutales, olivo, vid, fue una de las fuentes de riqueza de los judíos, tal como quedó documentado en 1492 cuando los judíos propietarios de viñas en Candeleda, así como de olivares y diversas especies de cítricos, debieron vender su propiedades. También se dedicaron a las explotaciones forestal y lanar, y a una industria muy importante en la zona como era la apicultura. De hecho, esta actividad está probada a través de un documento en el que se nombra que el judío Salomón Pilaz era dueño de 100 colmenas y una majada en Candeleda para la obtención de cera y miel. 

Los judíos ocuparían profesiones como la de lañadores, cesteros, tejedores, guarnicioneros y tenderos. También ocuparían puestos como recaudadores de impuestos, como los de cobrar los derechos de montazgo del Puerto de Candeleda y del cobro de las rentas de los señores feudales del Valle de Tietar. El citado Salomón Pilaz, junto con otros judíos, cobraba las alcabalas y otros derechos del Conde de Miranda en Candeleda. En los anales está recogido que la labor la llevó a cabo junto con el el después converso Fernand Núñez de Oropesa. En una ocasión, parece que ll importe total a recaudar ascendía a 130.000 maravedís, por lo que para llegar a tal fin hicieron que muchos vendieran sus casas, viñas y huertas, llegando a alcanzar la cantidad de 200.000 maravedís e incluso más. Ante tal exceso, parece que Salomón Pilaz tomó la decisión que en lugar de entregar la totalidad al conde, quedarse con una parte, unos 25.000 maravedís, y huir a Portugal. El conde para resarcirse de ello encarceló a Fernand Núñez de Oropesa en Candeleda y a su mujer la encerró. Fernand Núñez de Oropesa, creyó que siendo bautizado alcanzaría el perdón del Conde, pero cuatro años después, seguía preso en la cárcel de Candeleda.


Está documentado el caso del judío Isaque Caba, recaudador de alcábalas, en 1478 que fue llevado a pleito por el judío Jaco Abelia, vecino de Jaraiz y también recaudador en  la zona del Campo Arañuelo, acusándole de quebrantamiento de compromiso e insultos. Para solucionar el pleito, se propuso como mediadores a otros dos judíos, pero la mediación nunca llegó a producirse porque el judío de Jaraiz huyó a Portugal.
En el año siguiente existe también documentado el pleito iniciado por el procurador fiscal contra Rabí Sento, vecino de Avila, por el cobro excesivo a pastores y ganaderos del tributo por cruzar el Puerto de Candeleda. 

La judería de Candeleda tuvo una extensión bastante reducida. Su ubicación se limitó a lo que actualmente es la plaza del Herreñal y las calles que la delimitan, una configuración que parece estar diseñada para el desarrollo interno de la comunidad y el aislamiento. De esta plaza parten seis calles de manera radial: de la Rosa, de la Luna, del Sol (cambiada posteriormente por el de calle del Hospital), de la Fortuna, de la Moneda y de la Plata, haciendo alusión estas últimas a los comerciantes, prestamistas, banqueros y plateros que tenían sus negocios en estas calles. También parte de dicha plaza la calle de Talavera, llamada así porque desde aquí partía el antiguo camino a  esa localidad, y con la que los judíos de Candeleda mantuvieron estrechas relaciones sociales y comerciales con los judíos de Talavera.


Las calles que rodean el perímetro de las manzanas que forman la plaza del Herreñal son las calles de la Concepción, del Clavel, de la Azucena y de la Amargura. Donde parece que también habitaron, o al menos tuvieron comercios, los judíos.


Ver La Judería de Candeleda en un mapa más grande

En el actual número 14 de la calle de la Amargura se encuentra la Casa de la Judería, antigua Casa de la Inquisición y que por lo que cuenta la tradición dio nombre a la calle porque el camino que debieron recorrer los judíos camino del exilio o los conversos camino del Santo Oficio era amargo.  




La Casa de la Judería, reconvertida en centro cultura, ha respetado la disposición interna de una típica casa de la zona, y celebra en la actualidad exposiciones de artistas de la localidad, así como venta al público de especialidades culinarias típicas de la zona. Sin embargo, no espere de este lugar un centro de interpretación y exposición de la antigua judería de Candeleda.


Parece que la protección que los señores de Candeleda tuvieron sobre los judíos, y el ambiente antijudío que existió en Castilla durante toda la baja edad media, provocaron seguramente más de un episodio de violencia contra éstos. Sin embargo, sólo se tiene constancia documentada de un hecho contra los judíos. Y es que, como cuentan las crónicas, en 1479 Pedro Manrique apresó a Abraham Arauso que acababa de tomar posesión en nombre de los Reyes Católicos de la villa de Puebla de Naciados (Cáceres). y los expuso en la picota de Candeleda para quemarlo. Sin embargo, esto no llegó a producirse por el rescate de 30.000 maravedís que las aljamas judías de varias zonas del reino aportaron. Una vez liberado, Abraham Arauso reclamó justicia ante el Consejo Real  y la devolución del importe por su rescate para poder restituir a las aljamas el dinero.  Fueron los Reyes Católicos quienes obligaron a Pedro Manrique, ante su negativa, a la devolución de la cuantía.

La orden de expulsión impuso a los judíos de Candeleda, el abandono de sus hogares, que siguieron el mismo camino que los del resto del Valle del Tiétar hacia los puertos andaluces y de allí hacia Marruecos, o hacia Portugal. Está muy documentado el retorno de muchos judíos ya convertidos al cristianismo y las denuncias ante el Concejo Real para la devolución de sus bienes.

Bibliografía:

4 comentarios:

  1. Muy interesante la serie sobre las Juderias en el Valle del Tietar. Enhorabuena y gracias por compartir la información. Saludos

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    1. Muchas gracias. Se ha quedado mucha información sin publicar, pero lo importante es que este blog sirva a la gente para buscar más sobre el pasado judío en la península.

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  2. Comparto un excelente reportaje de Mojácar, en el que también se enlazó a este blog: http://es.acelera.com/noticias/mojacar-la-escapada-mas-completa_5040

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    1. Muchísimas gracias por enlazarlo. Espero que sirva para que se conozca un poquito más de la Historia de ese maravilloso y pintoresco pueblo al que tanto cariño le tengo.
      Y, estupendo el reportaje y las fotos. Muy buen trabajo.

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