miércoles, 20 de marzo de 2013

Presencia judía en Covarrubias

A orillas del río Arlanza, y protegido por la sierra de las Mamblas, se encuentra la villa de Covarrubias, llamada “Cuna de Castilla”, pues a pocos kilómetros de ella se encuentra, hoy ya semiderruido, el Monasterio de San Pedro de Arlanza, donde en el año 960, el Condado de Castilla, que hasta la fecha rendía vasallaje al reino de León, se independiza de él, siendo Fernán González, Conde de Castilla, su primer rey. 


El nombre de esta villa proviene de la composición de las palabras cova ('cueva'), rubor ('rojo') y el sufijo ia ('que tiene cualidad de'), siendo su significado 'la cueva que es roja' o simplemente 'cueva roja'; numerosas aún hoy en día y que pueden observarse cerca del caso urbano de camino al Monasterio de San Pedro de Arlanza, sobre el Arlanza. Sin embargo, el gentilicio de los habitantes de Covarrubias tiene un interesante origen hebreo, o, al menos, bíblico. Los habitantes de Covarrubias son conocidos como racheles y rachelas, gentilicio que proviene del nombre hebreo Raquel (en castellano antiguo, la “ch” tenía el sonido del fonema “k”), una de las mujeres de Jacob; todo apunta a que se tomó este gentilicio por ser las damas de esta villa muy hermosas como describe. 


Lo que sí está claro es que los judíos habitaron la villa, aunque sin que se sepa, como es lo habitual, desde cuando y en qué lugar. En los repartimientos de los últimos años del siglo XV, los judíos de esta villa, junto con los de Ubierna y Burgos, entregaron unos 700 maravedíes, lo que nos indica que ya años antes de la expulsión, pocas eran las familias que habitaban esta villa. 


Se sabe que en el paleolítico ya hubo pobladores en esta zona, los turmódigos. Incluso, en época romana, en las inmediaciones hubo un castro, pero no fue hasta el siglo VII, cuando el rey visigodo Chindasvinto funda la villa y la dota de murallas. Durante la dominación musulmana, aparentemente, no dejó de estar poblada, pero sin que la localidad tuviera cierta importancia. Posiblemente la presencia judía se produjese en la época de la reconquista y de la repoblación de la zona entre los siglos X y XI.



El esplendor de la villa llegaría cuando el Conde Fernán González crea el reino de Castilla y su hijo García Fernández comienza las obras civiles que finalizarían con la proclamación de villa y cabeza del Infantado que dominaría un área muy amplia (gran parte de las provincias actuales de Burgos, Santander, Álava, Logroño y Palencia con hasta setenta villas e iglesias y hasta veinte monasterios). Más tarde se otorgaría a la villa de jurisdicción propia y de exenciones tributarias privilegiadas, como aun atestigua el rollo que hay en el llamado barrio de San Roque o del Arrabal.



Una calle, en la vereda del río, llamada de Tenerías, nos podría indicar que fue en este lugar donde los judíos tuvieron sus negocios. No hay que olvidar que Covarrubias se encuentra en plena ruta de la lana y la principal actividad económica de la comunidad judía en esta zona de castilla, fue la de la compra y venta de lanas, paños y cueros. Aunque, claramente, esto es una suposición.


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Si nos guiamos por lo que hemos podido ver en otras localidades donde sí se ha documentado donde habitaron las comunidades judías, podríamos señalar que fue fuera de la villa y al otro lado del río, en el llamado Arrabal. Aunque esto, claramente, es también una hipótesis. 


Bibliografía:
[1] Repartimientos del " servicio y medio servicio " de los judíos de Castilla de 1484,1485,1490 y 1491. Gonzalo VIÑUALES FERREIRO. UNED, Madrid.
[2] Historia Social, Política y Religiosa de los Judíos de España y Portugal. José AMADOR DE LOS RÍOS, Madrid. 1877.


sábado, 9 de marzo de 2013

Presencia judía en Calatañazor

En lo alto de un cerro escarpado, rodeado por el sur por el río Milanos, y vigilando el llamado valle de la Sangre, se encuentra la población de Calatañazor, o como se la conoció por los musulmanes, "Qal`at an-Nusur", el castillo de las Águilas, del que parece que proviene su nombre. 



Calatañazor, de sabor medieval, calles empedradas y casas de tapiales de barro y paja y mampostería de madera de sabinas y enebro, con cubiertas de tejas y originales chimeneas cónicas, ha mantenido en su entramado urbana esa disposición que nos hace retrotraernos a una sociedad donde cohabitaban mozárabes, mudéjares y judíos. 




La historia de Calatañazor se remonta a un asentamiento arévaco, Voluce, que parece ubicarse como a un kilómetro de la actual localidad, sobre otro cerro llamado de Los Castejones, dominando también el río Milanos, en el camino entre Uxama y Numancia. Parece que con las guerras celtíberas corrió la misma suerte que las otras dos ciudades, y según estudios arqueológicos se mantuvo habitada hasta los siglos IV a V, cuando la población decide establecerse en la actual ubicación por ser de mejor defensa. 



Durante la dominación musulmana se construye el Castillo de Calatañazor y se dota a la ciudad de murallas, aunque lo que se puede observar hoy es básicamente una reconstrucción de los lienzos del siglo XIV y la torre del homenaje recientemente restaurada. 




Al igual que otras poblaciones de la Extremadura castellana, fue una importante plaza estratégica durante los siglos X y XI. De esta importancia resalta la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, de estilo románico pero con importantes componentes de estilo árabe, lo que implica la estrecha relación entre religiones que se dio en la villa. Otros vestigios de esta importancia son las otras dos iglesias que tuvo la ciudad (una de ellas aun en pie, la ermita de Nuestra Sra. de la Soledad y la de San Juan, de la que sólo se mantienen algunos muros) y el rollo que preside el centro de la plaza mayor. 



De la época visigótica pudieran ser las tumbas antropomorfas que aparecen excavadas en la roca en la base del castillo, visibles desde éste y que todos los estudios han relacionado a una iglesia que había en este lugar.




Famoso es el dicho de “Calatañazor, donde Almanzor perdió su tambor”, haciendo referencia que tal como dicta la leyenda fue en el valle de la sangre donde el general del califato perdió una batalla contra los ejércitos cristianos y falleció, aunque la realidad es bien distinta, pues aunque si es cierto que fue aquí donde Almanzor falleció y enterrado en Medinaceli, no fue por una batalla sino por causa de las heridas sufridas o por enfermedad contraída en una campaña militar por tierras riojanas en el verano de 1002. 




La estructura urbana de Calatañazor en la actualidad no nos arroja ningún dato o prueba sobre la presencia judía; el eje que constituye la calle principal que lleva desde la puerta de la ciudad hasta la plaza mayor donde se disponen a un lado el castillo y al otro el ayuntamiento sería en este caso la zona más comercial de la villa, y quizás el lugar donde se asentarían los comercios de propiedad judía. Escasa es la documentación sobre los judíos de Calatañazor, y los existentes sólo hacen mención a los repartimientos, que indican que la población hebrea no fue tan amplia como en localidades próximas como Berlanga de Duero, San Esteban de Gormaz o la propia Soria




Aquí sólo se pueden hacer suposiciones y pensar que los judíos o bien no contaron con una zona separada del resto de la población, o bien vivieron extramuros. 


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